viernes, 2 de julio de 2010

BLOGtella



Un casco lleno de vacaciones

Recuerdo que hace años, a principios de julio, recibía felicitaciones por seguir acumulando sexenios de vida como investigador. Llegaban por correo postal y los tarjetones se acumulaban en mi buzón. A mediados de mes comenzaban mis vacaciones hasta el inicio de un nuevo curso de actividad académica: Septiembre, tiempo de regresar a la rutina y a la cotidianeidad. Mientras paseo por una playa a la que ya empiezan a llegar los primeros urbanitas ansiosos de sol, me preparo para refugiarme en las montañas del interior. Hay que dejar que todo el mundo disfrute del paraiso que suponen unas merecidas vacaciones.

Con la llegada del otoño, mientras los últimos bañistas apuren su estancia, posiblemente regresaré al refugio de mis pensamientos, A la calma de observar los anuncios como un espectador ajeno a su influencia. Un analista independiente que desgrana mensajes, que interpreta requiebros entre textos que intentan transmitir experiencias. En suma, seguiré contando historias, relatando trocitos de vida y redactando sobre ideas originales.

Finalmente he terminado la nota que embotellaré cuidadosamente, antes de cerrarla con el tapón de corcho, y que al amanecer depositaré en una pequeña cala donde las primeras luces del día brillan de forma especial. He robado la imagen de internet, también a modo de aviso para unos propietarios que no se preocupan en exceso de sus derechos de autoría. Es un guiño al futuro: "a la incertidumbre de la que dejo constancia en esta entrada".

Gracias a todas las personas que hacen posible pensarlapublicidad, por lo que ha supuesto esta oportunidad. Tras un crudo invierno, nada más levantarme armado con una taza de café y mi sempiterno cigarrillo, he aprendido a subir a internet ideas, pensamientos y teorías. Artículos y trabajos que tendrán continuidad en los próximos números de la revista. Reconozco que ha sido un cometido del que me encuentro tan orgulloso como para echarlo en falta el martes que viene, tal y como pasaba la primera semana al terminar mis clases y no re_encontrarme con mis alumnos en el aula. Especialmente con los que tenían ese brillo especial en los ojos, propio de discípulos avidos de aprendizaje, siempre dispuestos a poner en tela de juicio las máximas teóricas y los caducos principios profesionales.

Este es el punto y aparte un re_encuentro, una pausa necesaria impuesta por la necesidad de descansar y re_cobrar fuerzas. Como ocurre con muchas otras cosas en nuestras vidas, puede que alguien encuentre una botella con un mensaje sencillo y claro... genuinamente publicitario: "te propongo un nuevo viaje, me pregunto si quieres venir".

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